viernes, 10 de noviembre de 2023

El día que me convertí en abuela

Acabo de darme cuenta que han pasado casi 3 meses sin publicar ninguna historia, tengo que pedir disculpas por haberme tomado tanto tiempo para hacerlo ya que en realidad solo faltaba transcribir esta historia que ya estaba escrita en mi cabeza.

La historia comienza un, si no recuerdo mal 24 o 25 de mayo del 2012...  salimos a cenar con Roberto, mi esposo (en esa época no nos habíamos casado pero ya habíamos empezado a vivir juntos), para conocer a sus hijas, de 25, 24 y 23 años, y que vivían en la ciudad de Quito.  Pensé que sería una cena tranquila pero estaba totalmente equivocada, claro ésta es mi versión... ellas probablemente recordarán otra.

Recuerdo que se subieron al vehículo, hasta ese día solo las había visto por fotos... así que traté de adivinar quién era quién... evidentemente fallé en todos los intentos.  La charla fue políticamente amena, hasta que llegamos al restaurante.  Recuerdo que Roberto les había comprado una pieza de Britto para cada una, similares a la que yo le había regalado en nuestro primer mes juntos (abril/2012), para que yo se las diera de regalo.




Pensé que me sentaría junto con Roberto, pero ellas fueron más rápidas y yo quedé relegada a la silla más alejada de él.  La incomodidad que sentía en ese momento, no se compara con la que sentiría justo cuando estábamos por acabar la cena... justo cuando su hija mayor me dijera:

"He estado revisando tu perfil de facebook... y he visto varias fotos tuyas con un niño pequeño, quién es?"

Creo que se me cayó el tenedor de la mano... en ese instante supe que había empezado el interrogatorio...  

Pasaron muchos años luego de aquella cena... tiempo en el que Pam, Titi y Andy se fueron convirtiendo en parte de mi familia, una en la que, pensaba con mucha tristeza, al no tener a Bruno conmigo sería imposible convertirme en abuela.

3 de marzo de 2018, la primera nieta de Roberto nace en Quito.  Estuve presente, como en todos los acontecimientos importantes de la familia, como uno más... hoy vuelvo a llorar cuando recuerdo ver a Amelia por primera vez, con su sola presencia, no hacía más que recordarme que nunca tendría el privilegio de ser abuela... nunca vería nacer a los hijos de Bruno Alejandro.

Pasaron 2 meses, y viajamos a Manta para visitar a Amelia... recuerdo tan vividamente ese día, abrí la puerta del cuarto de Titi, quien tenía a Amelia en sus brazos.  Por alguna razón, Roberto no estaba presente, solo las 3, y mientras las saludaba, escuché la frase más dulce que mis oídos pudieran escuchar:

"Mira quién vino a visitarte Amelia, es la nonna!"

Y ese día, mágicamente me convertí en abuela...

 

Han pasado 5 años desde ese día, y hoy junto a Luna, mi nieta de casi un año, hija de Andy, mi sueño imposible se hizo realidad.  



Soy tan afortunada de tenerlas, y ser parte de juegos, cumpleaños, preguntas, paseos, bailes, comidas, diversión sin fin... y solo hay una persona a quien debo agradecérselo, y recién lo descubrí en abril de este año.

Nos pidieron realizar un ejercicio de coaching sistémico, aprovechando el equipo que tuviéramos en la empresa en la que trabajásemos... como yo había salido de la empresa, no tuve más remedio que usar al equipo más cercano, mi familia.

Me permito copiar un extracto del trabajo que entregué, del que solo he eliminado comentarios técnicos del trabajo.  NOTA:  Para el que no lo sabe en el coaching sistémico se utilizan piezas o figuras que representan los miembros del sistema que estás observando, yo en este caso usé piezas de ajedrez:

"He decidido revisar el sistema de mi familia, que lo conforman mi esposo, las 3 hijas de mi esposo, los 2 hijos políticos de mi esposo, nuestras 2 nietas (hijas de las hijas de mi esposo) y aunque no lo crean he incluido a la madre de sus hijas (ex-esposa) con la que tengo buena relación (no somos íntimas tampoco).  
El simple hecho de ver el sistema con figuras ya es un avance interesante, me permite despersonalizar a cada uno en el sistema. En este sistema, hoy, no existen conflictos en realidad, pero ha sucedido algo interesante cuando he probado eliminar del tablero a la ex de mi esposo y es que las piezas automáticamente deben cambiar de posición.
Observo los mecanismos de comunicación entre los miembros y puedo observar que este sistema gira en torno a las 3 hijas de mi esposo, bailamos y nos acoplamos. 
Mi inclusión en este núcleo familiar al principio no fue fácil, nos fuimos conociendo y en el camino puedo recordar los “conflictos” iniciales y veo que se producían por la llegada de un miembro nuevo, los compromisos adquiridos por mi esposo como padre empezaban a chocar con los compromisos adquiridos como esposo.  Al principio no había lugar para mí, así que para dar vida a este nuevo sistema, se necesitó de renegociación, aunque no existieron conversaciones formales, lo que tal vez hubiera disminuido el tiempo de cohesión, se fueron dando “situaciones” que me fueron abriendo el camino y desde hace casi 6 años, el nacimiento de un nuevo miembro que finalmente, me permitieron/ofrecieron mi rol en este sistema. Hoy soy un miembro de esta familia y me han dado el título de abuela (nonna). 
Me sorprende que a pesar de ser parte de este sistema pueda lograr abstraerme, de hecho, lo conversé con mi esposo y para él también fue interesante ver la información que me proporcionaban las piezas y las posiciones que ocupan los miembros en el tablero... Me cuestioné por qué he incluido a su ex-esposa en mi sistema y acá me ha llegado una información increíble.  He entendido, honrando la ley de orden (antigüedad) que ella ocupa un rol en el tablero porque gracias a ella hoy existen mis nietas y con ellas mi rol como nonna. (wowwwww me he caído de la silla)"

Pues sí, desde abril pensé en escribir esta historia y agradecer a la "abu" por permitirme convertirme en abuela, sin ella eso sería imposible!  Gracias, porque gracias a ti, hoy esta historia tiene un final feliz.