miércoles, 3 de abril de 2024

¿Por qué una taza sucia me daña todo el día?

Esta historia será la última que investigaré para mi reto de 100 Eligiendo Ser Feliz, pero eso no quiere decir que dejaré de enfrentarme a mis historias... si no quieres perderte ninguna debes estar atenta a este blog.

Este 21 de junio será nuestro aniversario de matrimonio No. 10.  Roberto y yo nos conocimos en el 2011, y convivimos 2 años antes de casarnos.  Si quieres conocer más, revisa la historia de ¿Cómo conocí a Roberto? 

En 12 años, hemos pasado de todo:  celebraciones, viajes, mudanzas, nacimientos y muertes.  Junto a él, mi familia pasó de 2 a 10 miembros, hoy soy abuela de 2 nietas maravillosas.  Es mi compañero de vida, mi amante, mi novio, pero sobre todo mi mejor amigo.  En resumen, nos conocemos muy bien.

Cuando empezamos a convivir, empezamos a conocernos más a fondo, porque recordarán que nos fuimos a vivir juntos, menos de 2 meses después de ser enamorados.  Cada día íbamos mostrando lo bueno y lo malo de nuestras personalidades, y aunque hemos tenido discusiones, me bastan los dedos de las manos para contarlas.

Obviamente mi hábito de complacencia co-existía con nuestra relación, por lo tanto y como me pasó con algunas otras parejas, yo había puesto a Roberto en un pedestal... la diferencia era que él, no aprovechaba la posición en la que yo lo colocaba... (bueno cuando lo hacía, normalmente era cuando ocurrían las discusiones).

Lo reconozco, siempre he sido desordenada, "habilidad" que me permite encontrar lo que busco en dicho desorden... justo la misma que mi esposo detesta sobremanera, ya que es exactamente lo contrario de mi.

No pensarán que mi casa está patas arriba... NO! si hablamos de mis cajones, no podría decir lo mismo.  Ahora bien, no soy de las que guardan los platos que ya están secos, soy de las que más bien ponen nuevos platos mojados encima... y eso puede matar al que sabemos.

No soy de las que hace problemas si dejas tu ropa sin colgar, cosa que Roberto... OJO hace una que otra vez, y que cuando se lo hago notar, me contesta con un rotundo: "yo? Jamás!" (pero lo hace)

Desde 2015, Roberto hace el desayuno... de hecho él se levanta primero y me llama a desayunar... lo que me permite aprovechar esos minutos para dormir más o para adelantar cosas en mi oficina; pero luego me toca lavar los platos, cosa que yo ODIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

Normalmente soy la que cocino, así que cuando lo hago Roberto lava... pero no pensarán que le dejo todos los utensilios sucios... yo voy lavando a medida que cocino.  Y como tenemos horarios de almuerzo y cena, diferentes, cada uno lava lo suyo.  

Bueno pareciera que nuestro matrimonio se basa en quien lava más platos, pero es importante y relevante para la historia del día de hoy.  Desde que nos cambiamos de casa, yo no tengo necesidad de salir a trabajar... mi oficina está justo aquí, así que Roberto y yo, hemos adoptado la costumbre de tomar una buena taza de café, todos los día, a media mañana.   


La pregunta es: ¿quién lava la taza?  

Cuando termino mi taza, voy a la cocina para lavarla... pero siempre encuentro la taza sucia de Roberto.  Lo primero que se me cruza por la cabeza es:  ¿por qué no puede lavarla?, y lo siguiente es sentir esa sensación de ira y enojo.  Obviamente lavo ambas tazas, con una sensación rara en la panza. 

Esa sensación y malestar me acompañaba todo el día, ¿cómo una taza sucia podía dañarme todo mi día? Y claro, este pensamiento rumiante junto con sus emociones asociadas, buscan salir en cualquier momento y por cualquier razón.

Basta un comentario, un tono de voz, una mirada de Roberto, para que salga a la luz, con las consecuencias del caso.

Pasaron varios meses, hasta que tuve la brillante idea de investigar esta situación... y lo que descubrí fue impactante.  

¿Qué significaba para mi esa taza sucia de café?  Al principio me costó simplemente observar... cuando logré ser un mero espectador... lo que deben de lograr es como si estuvieran en el cine y están mirando una película.  Cuando puedas estar en esa posición, empieza a preguntarte... ¿qué significa esa taza sucia sin lavar?

Luego de indagar y preguntarme, aparecen las creencias:  "Roberto debería lavar su taza", "No entiendo por qué Roberto no lava su taza, si él es el que la usa", hasta que la respuesta llega, y simplemente lo sabes... "Si Roberto me amara lavaría esa taza, porque él sabe que yo odio lavar"... 

Desde allí, desde ese pensamiento, en quién  me convertía con esta situación?... Simple!  "en una mujer que no es amada por su esposo".  Me caí de la silla y a partir de allí, el conflicto acabó.

Si una situación tan sencilla como ésta, tenía el poder de cambiar mi día, imagínense lo que una historia más compleja y llena de pensamientos y creencias sin fundamentos ni evidencias reales, puede hacerle a tu vida?

Escogí justamente esta historia, para este último live, para que recuerdes que investigar nuestras historias te libera y te permite dejar de sufrir.