No recuerdo si fui a dormir o permanecí despierta, solo recuerdo que empecé a hacer las llamadas avisando a los más cercanos lo que había ocurrido... una de ellas, Betty, la mamá de Francisco, el mejor amigo de Bruno.
A las 7h00, recibí su llamado de vuelta, estaba bastante alterada, así que intenté calmarla... no era muy clara en lo que me decía, lo único que entendí es que tenía que contarme algo y lo haría apenas nos viéramos en el velorio, que sería ese mismo día hasta las 17h00.
Durante el funeral, me encargué de todos los que lloraban o sentían desvanecerse, repartí calmantes y té de manzanilla, es como si me hubiera dado permiso de ser valiente, porque sabía que cuando terminara la misa, todo el mundo iría a consolarme y me derrumbaría.
Cuando escuché "vayan en paz...", simplemente me levanté y me paré junto al féretro. Empecé a ver cómo la gente empezaba a acercarse a mi, y entre esas personas estaba Betty la mamá de Francisco, que me gritaba desde el corredor, se acercaba con apuro, con desesperación hasta que llegó y me abrazó diciéndome: "Bruno fue a despedirse de Francisco!".
Empezó su relato diciéndome que Francisco había ido a su habitación para contarle que Bruno había estado en su cuarto... Betty miró el reloj, las 2h00, así que le dijo que se suba a la cama y se durmiera. A las 6h00, cuando se levantó y escuchó mi mensaje fue corriendo a despertar a Francisco, y él le dijo: "Yo me desperté, y vi a Bruno parado al pie de mi cama. Yo le dije cómo entraste y él respondió he venido a despedirme, voy al cielo con Papá Diosito, ya estoy bien, ya no tengo tos".
Cuando escuché esas palabras, mi corazón dio un brinco de emoción. Betty seguía explicándome por qué no podían ser palabras de Francisco porque él jamás decía "Papá Diosito" sino "Niño Jesús", pero en realidad no le prestaba atención... porque cuando escuché "ya estoy bien, ya no tengo tos" supe que era real, Bruno había superado este plano, estaba bien, no sufría, y me estaba enviando un mensaje... Lo se, porque él decía "tengo tos" cuando le preguntaban sobre su enfermedad.
Estaba dichosa, estaba feliz, mi hijo estaba bien.
Durante esa semana, sucedieron muchas situaciones sin explicación, como que su aula olía a rosas, (mucha gente me llamó para contarme), o que Francisco describió perfectamente el carro que le regalé incluso antes que yo le diga a Betty que se lo daría... pero se me grabó una frase que me dijo Francisco... "Bruno dice que en el cielo hay muchos Mc Donalds!"
Un año después, acompañé a Irina, una amiga a una diligencia en casa de un amigo de ella. Casualmente estaba allí un amigo de su amigo. En un momento nos quedamos a solas, y recuerdo que fue un poco incómodo, porque no nos habían presentado y él me miraba fijamente.
"Eres idéntica a tu tía", me dijo... No se por qué pensé que se referia a mi tía Yolanda... así que solamente le dije: "Bueno mi hermana Betty es más parecida!"... guardó silencio un minuto, y como si algo no encajaba, me preguntó: "No entiendo, y de quién es el niño que murió?". Recuerdo haber alzado mi cabeza, mirarlo fijamente y decirle: "Es mi hijo...", "Pues está junto a esa mujer que se parece mucho a ti". En ese instante supe que Bruno me había hecho caso, se aferró de la mano de la mujer que lo fue a recoger, y ella no podía ser nadie más que mi abuela materna. Luego Irina me confirmaría que este muchacho podía ver y hablar con personas fallecidas.
Esta historia ha servido a muchas mamás que perdieron a sus hijos, incluso antes de dar a luz, pero hoy se las regalo para que recuerden que sus seres queridos que han partido, están aún con ustedes, y que a veces, solo si están atentos, reciben sus mensajes, como los que me dejó Bruno, hace unos pocos días en Zagreb, durante mis vacaciones.
Esta historia tuvo el mejor final, el final más feliz que pudo tener. Decido agradecerle a Bruno por haberme permitido ser mamá, por haberme hecho inmensamente feliz, a pesar de su partida, y porque se que siempre estará junto a mi.
Yo lo recuerdo así (junio 2009):
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