jueves, 15 de febrero de 2024

Tenemos que vender

Luego que fui notificada de mi  despido en enero 2023, empezamos a organizar nuestras finanzas.  No era un tema de hacer ajustes era más bien revisar y tomar las mejores decisiones financieras para nosotros, luego de este cambio en nuestra situación financiera.

En 2020, cuando llegó el COVID, nos faltaban 3 años para terminar de pagar nuestra casa, pero decidimos aprovechar las facilidades que el banco nos ofreció para refinanciar la deuda y así bajar la cuota mensual.  Entonces cuando, Roberto que es el financiero de la casa, me dijo cuál era la mejor decisión financiera que podíamos tomar, días después de mi despido, casi me caigo de la silla... "tenemos que vender el departamento y empezar a arrendar".

Lo primero que pensé fue... pero entonces para qué refinanciamos la deuda, ya hubiéramos terminado de pagarla y la casa ya sería nuestra, dónde vamos a vivir, en realidad sentía pánico.  No podía dormir por las noches, pensando, pensando, pensando... Todos mis posibles futuros se veían inciertos.

Hasta que decidí que era hora de enfrentar la decisión de Roberto y le pedí me explique por qué era una buena decisión, yo estaba preparada con "mis argumentos".  Tengo que decir que las matemáticas NO mienten, así que estuve de acuerdo que era lo mejor, y pusimos la casa en venta (en realidad era departamento, pero yo siempre le dije casa).

Se empezó a correr el departamento, mientras tanto yo cursaba los últimos meses de la maestría y asistía a mis últimos días de trabajo en la compañía (salí el 28 de febrero).  Un mes después de ofrecerla en venta, no habían llegado ofertas cercanas a lo que pedíamos, así que mi diálogo interno buscaba razones para pensar que el universo nos estaba enviando una señal.

Luego de conversar con la empresa corredora, nos visitaron algunas personas, pero cuando esa persona que buscaba un departamento para su madre vino ese día, lo supe...  ellos comprarían la casa, y unos días después empezamos el trámite de compra venta.

Según los tiempos que demorarían los trámites, estimamos que entre la última semana de abril y la primera de mayo, nosotros tendríamos que realizar la mudanza.  Para esa fecha, yo ya estaba dedicada enteramente a terminar la maestría, presentar el trabajo final de la práctica del coaching ejecutivo en una empresa de software hotelero en España, el lanzamiento de mi marca personal, y encontrar un departamento que se acomodara a nosotros, y a nuestro presupuesto.

Ese día le tocó a Roberto visitar los departamentos que había seleccionado, había uno que estaba en la lista, a pesar que no cumplía nuestro presupuesto, me llamaba mucho la atención.  Casualmente, cuando él regresó me dijo que justo ese departamento era el que tenía visitar yo, así que al día siguiente fuimos, y yo quedé enamorada.  No le ví ningún "pero".

Era perfecto, y hasta podía montar una pequeña oficina para mi nuevo negocio como Coach.  Nos calificaron y empezamos a tratar de meter nuestra actual casa en cajas, para ser más precisos 180 y tantas cajas.  Me encantaba que quedara en una urbanización pequeña llena de vegetación, con acceso a piscina.

Decidimos regalar un montón de cosas, botar otras y vender otras.  Deshacerme de algunas de las cosas que nos acompañaron desde el primer día que empezamos nuestra aventura como pareja, se sentía muy triste y encima Roberto las vendía a precio de "huevo" como se dice aquí.  

El proceso de arriendo, a ratos, era un poco frustrante y agotador, me parecía que todo era como muy lento. Lo que me consolaba era hacer los planes mentales de cómo decoraríamos, lo rico que pasaríamos los fines de semana en la piscina, los arreglos al patio y la reunión de inauguración que tendríamos... por eso me preocupaba cuando no veía a Roberto tan ilusionado como yo, o cuando discutía vehementemente las condiciones del contrato con la vendedora.

Para ese entonces la casa era un verdadero caos, solo podíamos usar un asiento del comedor, que yo usaba de escritorio, las 2 sillas altas para comer en el counter de la cocina, y un colchón inflable porque  Roberto vendió nuestro juego de dormitorio, pero ya no importaba nada porque el 12 de mayo nos cambiaríamos y el 9 era mi cumple, mis primeros 50 años... así que, qué podía salir mal?

Volvimos al departamento que alquilaríamos para tomar medidas y revisar el feng shui.  Ese día pudimos observar que ciertas paredes estaban con moho y que el problema en realidad venía por el diseño arquitectónico del edificio.  Le informamos a la vendedora, quien lo hablaría con la mamá de la dueña, que es quien se encargaba de todo ya que su hija vivía en el exterior, para que lo incluya como un compromiso dentro del contrato que estábamos revisando.  Nosotros realizamos el pago de un mes anticipado, ya que acordamos pagar el año completo por anticipado.

Al fin llegó el 9 de mayo, y aunque Roberto lo había planeado como una sorpresa, la aerolínea me envió el boarding de los pasajes que él había comprado para celebrarlo en Cuenca, así que estaba haciendo la maleta cuando sonó el celular y lo escuché hablando del departamento que habíamos arrendado.

Cuando me acerqué, me percaté que hablaba con la corredora, resulta que la persona ya no quería alquilárnoslo porque no quería tratar con mi esposo,  y aunque intenté hablar personalmente con ella, esa era su decisión y no daría marcha atrás.  Yo estaba devastada y todo ese enojo, frustración y una vez más... miedo, lo lancé sin contemplación a mi esposo, lloraba desconsolada y lo culpaba por todo lo que estaba pasando.  El solo me dijo "déjamelo a mi".

Llegamos al aeropuerto y pensé que no podía arruinarme el día, así que puse en pausa mis pensamientos.  Escuché a Roberto contactar a otra corredora, y para el 10 ya teníamos 3 visitas.  Cuando entré a la primera propiedad, decidí consultar en la aplicación y para la tarde teníamos 4 visitas más, las que contactó Roberto eran un "asco".

Cuando ambos entramos al departamento, nos miramos e hicimos una oferta.  El dueño era un ocupadísimo doctor que demoró días para aceptarla y aunque parecía mentira, la notaría tuvo problemas con la escritura de la venta, así que la mudanza se postergó una semana más.


Y aquí estábamos en nuestro primer día en el nuevo departamento, para el que tuvimos que comprar muebles de sala, escritorio para la oficina, cama y hasta lavadora.  Ha sido un lugar acogedor, muy bien ubicado, cerca de todo, muy tranquilo, donde hemos pasado momentos muy gratos con amigos y familia.  Hemos recibido a todas las hijas de Roberto, y ellas me han traido a Luna y a Amelia.

Hoy ya estamos planeando una nueva mudanza, para dónde? Aún no sabemos, pero esta vez estoy segura de disfrutar más el proceso, por lo pronto ya no tengo apego a ningún mueble... esta vez viajo más ligera.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario