jueves, 29 de febrero de 2024

Le pagan más porque es hombre

En mi vida laboral, nunca había sentido que se hacía diferencias entre el sueldo de mis compañeros hombres y el mío.

Tal vez es que nunca fue una preocupación.

Tal vez fue que nunca me enteré...

En la última empresa en la que trabajé, que como he dicho muchas veces era de un buen amigo, que estuvo apoyándome cuando Bruno Alejandro fue diagnosticado con el cáncer cerebral, yo manejaba la oficina de Guayaquil y mi responsabilidad era dirigir el personal comercial y operativo.  Cuando ingresé, la empresa tenía un gerente general que unos años despúes dejó el cargo y regresó a su país de origen.

Tengo que aclararlo que era muy normal que mi amigo y yo tuviéramos entretenidas conversaciones cuando se daba sus vueltitas por la oficina, ya que la matriz era en Quito. Nuestras conversaciones iban de cosas super intrascendentes como de sus planes como empresario en Ecuador y Panamá.  

Recuerdo que hasta en algún momento, le propuse ser mi socio en un emprendimiento de gelatería que estuve cerca de concretar.  Ya saben que mi otra pasión es la cocina...

En fin... cuando llegábamos a revisar sus planes en la empresa, él pedía mi opinión al respecto.  Incluso cuando estuvo tentado a vender la compañía, por 3 ocasiones, yo era de las pocas personas que lo sabía. (éramos menos que los dedos de una mano)

Así que no me extrañó cuando me comentó que estaba pensando contratar a alguien.  Su cargo sería exactamente como el mío, iba a ser Gerente Regional, pero de la ciudad de Quito.

Me contó todo, el proceso de reclutamiento... Los candidatos... Lo que le llamó la atención de él... Las entrevistas... 

Hasta ese día, que sonó mi telefóno...

FT:  "Hola Kary!"
YO: "Hellowwwwwwwwww"
FT:  "Quería contarte que lo contraté"
YO: "Bien! ya quiero conocerlo"
FT:  "Dos cosas, te lo voy a enviar a Guayaquil para que se entrene con vos, y lo otro es que quería asegurarte que él entra ganando menos que vos"
YO: "Te agradezco tu sinceridad, pero no es necesario.  Esta es tu empresa y puedes hacer lo que quieras con ella." 
FT:  "No, yo quiero que estés segura que tú ganas más que él"

Recuerdo que luego de su adaptación, mi relación con mi partner de Quito era excelente, era un chico inteligente, era más del tipo analítico que operativo, pero nos complementábamos muy bien.  Nuestro trabajo era bastante similar, así que nos apoyábamos mutuamente.  Como yo conocía muy bien la operación del negocio, él siempre acudía a mi para resolver problemas; para mí, éramos una buena dupla.

Sí me dolía un poco que a pesar que mi partner era nuevo, mi amigo y jefe, lo tomara en cuenta para todos los proyectos nuevos de la empresa... un poco me sentí relegada, pero como conocía bien a mi jefe, sabía que los primeros meses él estaría en una especie de enamoramiento. 

Poco tiempo después, mi amigo y dueño de la compañía me dijo que lo apoye y aceptara el cargo de Gerente General, que era más bien convertirme en una especie de apoderada de la compañía, ya que él seguiría tomando las decisiones financieras de la empresa.  Cuando me lo preguntó, le dije que lo pensaría por las implicaciones legales que eso me traería, pero cuando cerré esa llamada, entendí que lo que mi amigo necesitaba, era alguien de su absoluta confianza ya que yo sería quien firmara todo en la empresa.

Obviamente acepté, y al poco rato empecé a firmar todo, desde contratos con clientes, cartas de auditores, actas de juntas, documentos tributarios y hasta certificados para empleados.

Y ese día, me enteré... de la manera más inocente que el dueño de la empresa, mi amigo por más de 15 años, me había mentido.  Tuve que firmar un certificado laboral para el Gerente Regional Quito, donde se detallaba el sueldo que percibía, y me caí de la silla.

Llamé a mi esposo para contarle, entre extrañada, enojada, decepcionada...

¿Qué hubieran hecho en mi lugar?  No se afanen en pensar, que yo no hice nada.  No lo llamé, no le reclamé... y quiero ser clara, mi amigo con su compañía podía hacer lo que quiera... pero ¿por qué tenía que mentirme? ¿cuál era su necesidad?

NUNCA, NUNCA... le pasé factura a mi amigo y menos a mi partner.  Seguí trabajando en la empresa igual de entregada que siempre.

Pasó el tiempo, un día el nuevo presidente de la empresa, que había ingresado unos meses antes y que era amigo y persona de confianza de mi jefe, me llamó telefónicamente a comentarme lo molesto que estaba FT con mi partner.  Había perdido algunos clientes importantes y estaba muy muy atrasado con el trabajo de la fusión con la compañía que habíamos adquirido.  

La molestia fue incrementándose, hasta que los primeros días de enero del 2022, FT me pidió que fuera a Quito para ayudarlo con el trabajo de la fusión, en vista que yo ya había terminado mi parte en Guayaquil, y por el cual había recibido una generosa bonificación.

Me citó a una reunión con las cabezas de Quito, para planificar el trabajo de fusión, que ahora estaría a mi cargo.  Mi partner había caído en desgracia y mi amigo es de los que hace leña del árbol caído, gracias a Dios yo nunca estuve en esa situación.

Luego nos reunimos en privado, mi amigo, el presidente y yo... y me sorprendí muchísimo ver la molestia, el enojo y decepción que mi amigo, el dueño, sentía por mi partner.  Me acuerdo una frase que dijo:  "el chico este no tiene nada de inteligencia emocional".  Encima el personal de Quito tampoco estaba contento con mi partner.  No me pregunten por qué no lo despidió en ese momento.

Ese año, él pasó a reportarme.  Recuerdo que lo hablé con él, y aunque mi relación fue la de siempre, la pasó muy muy mal.  Hasta hoy conservo una gran relación con él.

Prometí terminar la fusión para mediados de año y lo cumplí gracias al apoyo del personal de Quito.  Durante ese tiempo, vivía 15 días en Quito y 15 días en Guayaquil. 

Además implementé las mejoras operativas de Guayaquil en Quito, un sistema de control de gestión, con indicadores mensuales, diseñé una herramienta para el análisis comercial de los clientes, reuniones gerenciales semanales y mensuales, así como un proceso de capacitación con el personal.  Incluso aprovechando mi fortaleza en gobierno corporativo, presenté un proyecto de mejoras para un área nueva que no estaba funcionando y que estuvo a cargo de mi partner.

Esa presentación fue la que detonó la famosa pelea con mi jefe, y que motivó mi decisión de tomar la maestría en Coaching Directivo y Liderazgo.

Enero/2023, ambos Gerentes Regionales fuimos despedidos, por una reestructuración.   Recuerdo la conversación con mi partner, él estaba devastado.  Al igual que mi amigo me dijo, él me contó que luego de ciertos proyectos de infraestructura que se iban a realizar en Quito, saldría definitivamente;  pero tuvo que dejar su oficina, su cargo, incluso su email.  

Ha pasado más de un año y mi ex-partner aún sigue en la empresa.  Da click en el enlace, si quieres revisar la historia: 👉 La bendición de ser despedida

El final feliz de esta historia es que logré entender que lo que me molestaba no era la mentira y la traición de mi amigo, sino que todo lo que yo había hecho por esa compañía y por mi amigo durante esos primeros 4 años... no era suficiente como para que se me valorara o reconociera.  

Yo le exigía a mi amigo que fuera honesto y sincero, algo que yo misma había sido incapaz de ser  conmigo misma.  YO no era auténtica, en esa empresa yo creé una identidad... hagan de cuenta que creé un avatar, uno que me convirtiera en la "mejor empleada" para los ojos de mi jefe y mis subalternos.

No solo que yo sabía en el fondo, que él me estaba mintiendo (incluso antes de enterarme) y usando como un peón más en su empresa, sino que lo peor era que YO lo permitía, porque esa "mejor empleada" no era yo, no digo que debía ser irresponsable o hacer mal mi trabajo, sino que para serlo yo ponía mis necesidades debajo de las necesidades de la empresa y obviamente mi jefe. 

Cuando me di cuenta de eso fue un WOWWWWWWWW...  Revisar hoy esta historia me dio la oportunidad de verme, de reconocerme, y seguir, aún más comprometida conmigo para elegirme a mi, siempre.

FT hoy es mi ex-jefe, pero siempre será mi amigo, aunque en algún momento lo vi como un monstruo, hoy es en realidad un maestro más.   No se si mi él decidió que ganara más por ser hombre o no, en realidad eso nunca ha sido relevante para mí... lo que sería gracioso, es que tal vez, si él lee esta historia, se entere que yo me enteré 😁!

jueves, 15 de febrero de 2024

Tenemos que vender

Luego que fui notificada de mi  despido en enero 2023, empezamos a organizar nuestras finanzas.  No era un tema de hacer ajustes era más bien revisar y tomar las mejores decisiones financieras para nosotros, luego de este cambio en nuestra situación financiera.

En 2020, cuando llegó el COVID, nos faltaban 3 años para terminar de pagar nuestra casa, pero decidimos aprovechar las facilidades que el banco nos ofreció para refinanciar la deuda y así bajar la cuota mensual.  Entonces cuando, Roberto que es el financiero de la casa, me dijo cuál era la mejor decisión financiera que podíamos tomar, días después de mi despido, casi me caigo de la silla... "tenemos que vender el departamento y empezar a arrendar".

Lo primero que pensé fue... pero entonces para qué refinanciamos la deuda, ya hubiéramos terminado de pagarla y la casa ya sería nuestra, dónde vamos a vivir, en realidad sentía pánico.  No podía dormir por las noches, pensando, pensando, pensando... Todos mis posibles futuros se veían inciertos.

Hasta que decidí que era hora de enfrentar la decisión de Roberto y le pedí me explique por qué era una buena decisión, yo estaba preparada con "mis argumentos".  Tengo que decir que las matemáticas NO mienten, así que estuve de acuerdo que era lo mejor, y pusimos la casa en venta (en realidad era departamento, pero yo siempre le dije casa).

Se empezó a correr el departamento, mientras tanto yo cursaba los últimos meses de la maestría y asistía a mis últimos días de trabajo en la compañía (salí el 28 de febrero).  Un mes después de ofrecerla en venta, no habían llegado ofertas cercanas a lo que pedíamos, así que mi diálogo interno buscaba razones para pensar que el universo nos estaba enviando una señal.

Luego de conversar con la empresa corredora, nos visitaron algunas personas, pero cuando esa persona que buscaba un departamento para su madre vino ese día, lo supe...  ellos comprarían la casa, y unos días después empezamos el trámite de compra venta.

Según los tiempos que demorarían los trámites, estimamos que entre la última semana de abril y la primera de mayo, nosotros tendríamos que realizar la mudanza.  Para esa fecha, yo ya estaba dedicada enteramente a terminar la maestría, presentar el trabajo final de la práctica del coaching ejecutivo en una empresa de software hotelero en España, el lanzamiento de mi marca personal, y encontrar un departamento que se acomodara a nosotros, y a nuestro presupuesto.

Ese día le tocó a Roberto visitar los departamentos que había seleccionado, había uno que estaba en la lista, a pesar que no cumplía nuestro presupuesto, me llamaba mucho la atención.  Casualmente, cuando él regresó me dijo que justo ese departamento era el que tenía visitar yo, así que al día siguiente fuimos, y yo quedé enamorada.  No le ví ningún "pero".

Era perfecto, y hasta podía montar una pequeña oficina para mi nuevo negocio como Coach.  Nos calificaron y empezamos a tratar de meter nuestra actual casa en cajas, para ser más precisos 180 y tantas cajas.  Me encantaba que quedara en una urbanización pequeña llena de vegetación, con acceso a piscina.

Decidimos regalar un montón de cosas, botar otras y vender otras.  Deshacerme de algunas de las cosas que nos acompañaron desde el primer día que empezamos nuestra aventura como pareja, se sentía muy triste y encima Roberto las vendía a precio de "huevo" como se dice aquí.  

El proceso de arriendo, a ratos, era un poco frustrante y agotador, me parecía que todo era como muy lento. Lo que me consolaba era hacer los planes mentales de cómo decoraríamos, lo rico que pasaríamos los fines de semana en la piscina, los arreglos al patio y la reunión de inauguración que tendríamos... por eso me preocupaba cuando no veía a Roberto tan ilusionado como yo, o cuando discutía vehementemente las condiciones del contrato con la vendedora.

Para ese entonces la casa era un verdadero caos, solo podíamos usar un asiento del comedor, que yo usaba de escritorio, las 2 sillas altas para comer en el counter de la cocina, y un colchón inflable porque  Roberto vendió nuestro juego de dormitorio, pero ya no importaba nada porque el 12 de mayo nos cambiaríamos y el 9 era mi cumple, mis primeros 50 años... así que, qué podía salir mal?

Volvimos al departamento que alquilaríamos para tomar medidas y revisar el feng shui.  Ese día pudimos observar que ciertas paredes estaban con moho y que el problema en realidad venía por el diseño arquitectónico del edificio.  Le informamos a la vendedora, quien lo hablaría con la mamá de la dueña, que es quien se encargaba de todo ya que su hija vivía en el exterior, para que lo incluya como un compromiso dentro del contrato que estábamos revisando.  Nosotros realizamos el pago de un mes anticipado, ya que acordamos pagar el año completo por anticipado.

Al fin llegó el 9 de mayo, y aunque Roberto lo había planeado como una sorpresa, la aerolínea me envió el boarding de los pasajes que él había comprado para celebrarlo en Cuenca, así que estaba haciendo la maleta cuando sonó el celular y lo escuché hablando del departamento que habíamos arrendado.

Cuando me acerqué, me percaté que hablaba con la corredora, resulta que la persona ya no quería alquilárnoslo porque no quería tratar con mi esposo,  y aunque intenté hablar personalmente con ella, esa era su decisión y no daría marcha atrás.  Yo estaba devastada y todo ese enojo, frustración y una vez más... miedo, lo lancé sin contemplación a mi esposo, lloraba desconsolada y lo culpaba por todo lo que estaba pasando.  El solo me dijo "déjamelo a mi".

Llegamos al aeropuerto y pensé que no podía arruinarme el día, así que puse en pausa mis pensamientos.  Escuché a Roberto contactar a otra corredora, y para el 10 ya teníamos 3 visitas.  Cuando entré a la primera propiedad, decidí consultar en la aplicación y para la tarde teníamos 4 visitas más, las que contactó Roberto eran un "asco".

Cuando ambos entramos al departamento, nos miramos e hicimos una oferta.  El dueño era un ocupadísimo doctor que demoró días para aceptarla y aunque parecía mentira, la notaría tuvo problemas con la escritura de la venta, así que la mudanza se postergó una semana más.


Y aquí estábamos en nuestro primer día en el nuevo departamento, para el que tuvimos que comprar muebles de sala, escritorio para la oficina, cama y hasta lavadora.  Ha sido un lugar acogedor, muy bien ubicado, cerca de todo, muy tranquilo, donde hemos pasado momentos muy gratos con amigos y familia.  Hemos recibido a todas las hijas de Roberto, y ellas me han traido a Luna y a Amelia.

Hoy ya estamos planeando una nueva mudanza, para dónde? Aún no sabemos, pero esta vez estoy segura de disfrutar más el proceso, por lo pronto ya no tengo apego a ningún mueble... esta vez viajo más ligera.

domingo, 11 de febrero de 2024

No lo podía creer... me quedé sin habla!

Realmente no se cómo empezar esta historia, sucedió cuando yo estaba por ingresar a mi último año en el colegio.  

Mi mami había logrado encontrar una casa hermosísima, donde yo viví durante 22 años y que, luego de mucho insistir mis padres vendieron en el 2023.  Mirando hacia atrás, en esa casa pasé los mejores y peores momentos, que fueron el nacimiento de Bruno Alejandro y así como su muerte; pero esta historia que estoy a punto de contar, si lo pienso rápidamente fue algo que no había estado "presente" durante mi edad adulta, pero como se que la mente nos "juega sucio", hoy voy a investigar cuánto de ella, caló en mi.



Esa era yo, a los 17 años.  Tanto para Betty, como para mi, que estábamos en edad para salir con chicos, era ideal que nos mudáramos al norte de la ciudad, después de vivir en el sur, casi toda mi vida.

Era una urbanización de apenas 32 casas, y el contratista la entregaba con algunos pendientes que los debían resolver mis padres, con la ayuda de algunos trabajadores, que como pienso ocurre en toda Latinoamérica, eran personas, en aquella época sólo hombres de escasos recursos y poco acceso a educación.  

Luego del colegio,  mi mamá nos llevaba, a Stephy de 7 años y a mí, a chequear cómo iban los trabajos y para ver si se necesitaba algún material de construcción.  Recuerdo que estaban montando las rejas de las ventanas, que en Guayaquil, junto con el cerramiento trasero del patio, para mayor protección a la casa.

Era increíble llegar y ver que faltaba poco para la mudanza.  Betty y yo, compartiríamos habitación, como lo hicimos casi todo el tiempo que vivimos juntas.  No tengo recuerdo dónde estaba ella, ese día, me imagino que en la universidad.

Ese día el "maestro", como se le dice al que dirige al resto, le dijo a mi mami que necesitarían más cemento, así que nos disponíamos a subirnos al carro, cuando justamente llegó mi tío a visitarnos.  No recuerdo si yo quise quedarme, o fue decisión de ella, pero lo que sí recuerdo es que mi madre jamás, jamás me hubiera dejado sola con esos trabajadores, si no hubiera estado él, mi tío, que era mi familia, una persona de confianza.

Recuerdo que empezamos a caminar, dando vueltas alrededor de la casa que prácticamente tenía una forma cuadrada.  Habían trabajadores alrededor nuestro, pero como el ancho del corredor era de 3 metros podíamos movernos sin interrumpir su trabajo.  

Caminábamos, uno junto al otro... No recuerdo cuánto tiempo pasó desde que mi mamá arrancó el carro y salió de allí, ni de lo que estábamos conversando... lo único que recuerdo es lo que pasó, a partir del momento en que dijo:  "eres muy bonita, te pareces tanto a tu mamá..." 

En mi cabeza, esas palabras no tenían mucho sentido, porque el que me las decía, era mi tío paterno, y yo era su sobrina de 17 años, así que no entendía a dónde quería llegar con todo eso, me volteé a verlo y en ese momento se acercó a mí, y me besó en los labios.  

Mientras escribo, me he detenido para revisar mi cuerpo y mis sensaciones al respecto, mi corazón palpita más fuerte, tengo asco y aunque trato de recordar si me puso una mano encima, mi mente no me deja seguir más allá.

Lo próximo que recuerdo es dar unos pasos hacia atrás, voltearme y acelerar el paso hacia la calle... Sentí un alivio enorme al darme cuenta que mi mami, se estaba bajando del carro.  Fui hacia ella sin decir una sola palabra, pero el contacto visual fue más que suficiente para que se diera cuenta que algo no estaba bien, y me diga "qué pasó?"

No volteé, solo escuché que él encendía su carro y se iba... en ese instante le dije "mi tío me besó".

Mis recuerdos de lo que pasó después se diluyen, recuerdo contarle todo a mi mami, luego mi mamá contándole a mi papá y las posteriores discusiones que presencié entre ellos, pero me quedo con lo que decidió mi papá.

Cada domingo había el almuerzo familiar en casa de mis nonnos, los papás de mi papá, a donde asistíamos todos:  mis papis con nosotras, mis dos tíos con sus familias, y de vez en cuando, mis tías, las hijas mayores, con sus esposos.  Así que la instrucción que recibí, era que cada vez que fuéramos a esos almuerzos, yo debía saludar a mi tío, con un beso en la mejilla y no debía volverle a dirigir la palabra.  Eso era todo.

Siempre había pensado que mi padre debió protegerme, debió hacer algo más, golpearlo? matarlo?  Pero cuando investigas de verdad una historia, debemos llegar al fondo para encontrar el motivo real, lo que llamamos en PNL (programación neurolinguística) la "intención positiva" detrás de un comportamiento.

Me sorprendí darme cuenta, de todo lo nuevo que descubrí de esta historia...   luego de profundizar, haciéndome una, y otra y otra pregunta... me di cuenta que a pesar que mi mamá estaba horrorizada por lo que había pasado, había optado por no contradecir la decisión de su esposo; así como me di cuenta que, a pesar de tener 17 años y poderme negar a seguir la instrucción de mi papá, opté por acatarla, pero ¿por qué?

Esperé que mis padres "hicieran algo" cuando yo misma no fui capaz de hacerlo, porque cuando pasó... no reaccioné, me paralicé, no lo empujé, no lo alejé, no corrí, no grité, en una palabra NO me defendí, pero ¿por qué?

Y luego, cuando acepté ir domingo tras domingo, y esperar en silencio "llegar de primeros" para evitar el penoso acto de saludar, uno a uno, a mis familiares, incluyendo a mi tío, tampoco hice nada, no lo expuse frente a toda la familia, no lo encaré, no le reclamé, pero ¿por qué?

Y la respuesta que me llegó, al principio no la entendí... por verguenza... pero verguenza de qué?  Lo que salió de mi boca me horrorizó y luego me di cuenta que era mi absoluta verdad porque lágrimas brotaron de mis ojos... yo pensaba que lo había PROVOCADO.

Entendí cuánto había calado en mi cabeza, las frases denigrantes que mi papá le decía a mi mamá, cuando éramos niñas, cuando la acusaba de PROVOCAR a los hombres, por la ropa que usaba, por su cuerpo, por sus ojos, o por cualquier razón que su mente celosa e insegura pensara día tras día.

Darme cuenta que yo había aceptado como válido ese pensamiento, que como mujeres provocamos a los hombres, fue suuuuuuuper difícil, pero luego "me llegó" la aceptación radical como dice mi amiga Carla Calderón, porque con todo el amor y compasión del mundo hacia mí misma, supe que la intención positiva detrás de este comportamiento sumiso y de absoluto silencio... como siempre... mi ¿para qué? había sido mi deseo constante de "no quedar mal", mi deseo de "encajar"

Esta historia tiene el mejor de los finales, uno en el que me libero de la responsabilidad que había asumido todo este tiempo, así como me perdono por no hacer nada... en realidad por pensar que no tenía la capacidad para hacerlo... yo misma me lo impedía, como muchas otras veces a lo largo de mi vida.  Gracias a investigar estas historias, con amor y cariño, cada vez es más fácil elegir ser feliz.

sábado, 3 de febrero de 2024

La va a matar

Eso es lo que yo pensaba, sentada debajo de la mesa de nuestro comedor en la casa del sur.  Junto a mí, estaba mi hermana mayor... mi hermana Stephy ni siquiera estaba en planes, yo habré tenido 6 o 7 años.

Estos éramos nosotros.  Yo soy la bebé, así que no tengo recuerdos de esos días, pero cada vez que veía esa foto, yo veía una familia feliz, sin problemas de ningún tipo.  

Mi mami guardaba las fotos antiguas, así fue como conocí a mi abuelo materno, quien falleció cuando mi mami tenía apenas 2 años, a él y a toda la familia de lado materno.  Mi padre tenía muy poquitas, pero estaban en cajas, álbumes de fotos, fundas, y cuando las revisábamos, siempre siempre escuchábamos las historias, no importaba que la hubiéramos escuchado antes... yo entraba como en una especie de trance cuando mamá empezaba a contarnos (extraño eso 🥹)

De hecho soy muy fan de tomar fotos, a donde vaya, quiero ir documentando momentos, para mí, las fotos son como un momento congelado en el tiempo, es como que capturas no solo el lugar, sino lo que estabas viendo, lo que estabas sintiendo, lo que habías comido o incluso lo que habías comprado.  Y aunque me digan antigua, no hay nada como tener la foto impresa en la mano, aunque en ocasiones me haya visto en la necesidad de "hacerle zoom" 😁 

En fin, volvamos a ese día... estoy segura 100% que no fue la primera vez que ellos, mis papás, discutían, pero esa es la que me ha acompañado toda mi vida.  Hace poco, mi hermana Betty me contó que mientras era hija única, presenció una horrible situación de violencia de mis papis, que cuando me la contó con lágrimas en los ojos, no supe cómo reaccionar porque fue la primera vez que supe que había pasado.

Era un día caluroso, habíamos llegado del colegio porque mi mami aún estaba vestida con ropa de calle.  No recuerdo específicamente cómo empezó la discusión, pero el motivo ya era bien sabido por nosotras, los celos de mi papá.  Mi madre era una mujer bellísima, y esa era la razón suficiente de mi padre para celarla.

Yo estaba sentada en el comedor, de espaldas a ese corredor que se convirtió en ring de pelea.  Apenas empezó, me escondí debajo de la mesa.  Mi espalda estaba contra la pared fría, recogí las piernas de tal manera que toda yo, cupiera entre las patas de la silla y la base de la mesa.  

Mi cabeza no llegaba a topar el tablón de la mesa, por lo que mis ojos presenciaban la escena, justamente como si fuera una película, y la toma solo alcanzaba a registrar parte del torso y las piernas de mis padres.

No se cuándo, ni como llegó mi hermana Betty, 4 años mayor que yo.  Solo sé, que en mis recuerdos ella está a mi lado izquierdo.  Estamos en completo silencio, observando y escuchando.

No logro recordar alguna frase en específico, solo se que gritaban, ambos... que estaban frente a frente, que en ocasiones mi padre avanza y mi madre retroce. No puedo decirles si fueron minutos u horas, solo recuerdo que para mí, fue eterno.

Recuerdo exactamente los zapatos que usaba mi mamá, eran hermosossssssssssssssss... yo jugaba con ellos porque tenían un taco altísimo y muy delgado, eran color salmón... unas zapatillas con un base de un material que parecía corcho.

De pronto vi avanzar a mi papá, y casi encima de mi mami... la discusión terminó.  No recuerdo si salí rápido de debajo de la mesa o me quedé un buen rato,  pero cuando salí recuerdo el rostro de mi papá sangrando... mi madre para defenderse había usado su zapatilla, y el taco se incrustró justo por debajo del ojo derecho de mi papá.

Toda mi vida, cuando alguien levanta la voz, un poco más de lo considerado normal, yo me paralizo, vuelvo a esa mesa y revivo esta historia en mi cabeza.  Hace poco, mientras discutía con Roberto, cosa que sucede casi nunca, en un momento él levantó la voz, e inmediatamente conecté con esa niña que se paraliza debajo de la mesa, por lo que decidí investigar mi historia, y cómo ésta me ha afectado a lo largo de mi vida.

Me sorprende darme cuenta que había normalizado, el nivel de violencia verbal y físico.  Personalmente no he sufrido un nivel de violencia física, en mis relaciones, pero de la verbal sí, eso es seguro y mi respuesta siempre es paralizarme.

Se que dirán que mis padres no deberían haberlo hecho, pero la realidad es que pasó y no puedo cambiar esa historia en particular, pero sí puedo detener volver a ella, cada vez que alguien levante su voz, durante una discusión.  

Así que luego de escribir todas las creencias y pensamientos que tenía asociadas a la historia, me sorprendió darme cuenta que mi peor temor era que mi padre matara a mi mamá.  No se imaginan el llanto atragantado que tenía y que me conecta con sentirme vulnerable e indefensa.

Por qué vuelvo a la mesa y decido paralizarme, por qué no busco dejar de ver el espectáculo, por qué alimento el temor y la angustia?  Porque cada vez que un hombre (amigo, pareja o jefe) levanta la voz durante una discusión y mi mente vuelve a vivir esta discusión de mis padres, me coloca en ambos roles:  la niña que se esconde debajo de la mesa, paralizada y la mujer que según yo, está en peligro de muerte.

La mente es tan increíble que a pesar que en esa ocasión mi madre se defendió como pudo, yo nunca, nunca, nunca he podido reaccionar en modo defensa, para mi esa no ha sido una opción.  Y aunque mi intención no es terminar una discusión a los golpes, me gustaría terminarla como adulta, que sabe poner límites y sin entrar en el juego de la victimización. 

Hoy logro reconocer que a esa niña, le hacían falta disculpas, contención, abrazos, y un fuerte compromiso de ambos padres de empezar a gestionarse y resolver sus conflictos de otra manera, pero esta adulta debe entender que esta historia quedó en el pasado, que levantar la voz no significa que estoy en peligro de muerte, y que tengo el deber y el derecho a defenderme, porque paralizarme no significa que la discusión termine.  

Elijo que el final feliz de esta historia, es hoy, porque elijo no vivir en el pasado, acepto que esta historia es de mis padres, rompo este ciclo y con ello logro perdonarlos y perdonarme porque pensé que no debía defenderme, o pensar que no hacer nada era lo mejor para mi.  Hoy se que YO tengo el deber y el derecho a respetarme, cuidarme y que muchos años cedí esa responsabilidad de hacerlo, a otros... y eso se termina hoy.