jueves, 7 de marzo de 2024

Indigna

Siempre he recordado esta historia que les voy a contar... 

Recuerdo dónde fue, cómo fue, y qué edad tenía... estaba en preparatoria, es decir tenía 5 años. Mi aula quedaba en la terraza, así que contábamos con una hermoso y amplio lugar donde podíamos jugar.



Durante mis primeras semanas en esa escuela, retornaba a la casa junto a mi compañerita R, en la camioneta de su papá.  Mi mamá había empezado a tomar clases de manejo, así que recuerdo perfectamente el primer día que ella me llevó a la escuela, fue terrorífico.  Mis papás se referían a mi como terremoto, así que apenas me subí al carro mi mami me advirtió que no podía ni hablar, ni moverme... "no pestañees!", me dijo.

Recuerdo que fui sentada, casi al filo del asiento, tenía mis manitas aferradas al tablero y obviamente fui muda, todo el camino.   

A la salida, mi mamá me fue a recoger y presenció el juego que teníamos con mis compañeras.  

Jugábamos unas 5 o 6 niñas.  Pero tengo que reconocer que yo siempre buscaba relacionarme con R, así que siempre trataba de jugar con ella.  Creo que en esta ocasión jugábamos a las cogidas, que consiste en que un niño debe perseguir a los otros hasta atrapar a uno; luego este hará a continuación de perseguidor, y así sucesivamente.

Cuando llegamos a casa, no tardó mucho tiempo en que mi mamá me increpara... y la frase que utilizó para hacerlo fue "eres una indigna", y luego dijo, palabra más, palabra menos... porque yo perseguía a R, a pesar que ella me menospreciaba y ella NO quería jugar ni estar conmigo.  

¿Por qué reviso esta historia hoy?  Hace unos pocos días mientras pasaba el rato en instagram, vi una publicación de una mujer que decía que se "merecía" algo, que ella era "digna" de (ni siquiera recuerdo qué), pero cuando escuché la palabra "merecer" me hizo ruido, pero cuando escuché la otra, inmediatamente mi mente me llevó a este recuerdo... y pensé que tendría algo que investigar.  

En realidad es raro, porque bien o mal, todas las historias que escribo tienen un monstruo bien definido... y reconozco que en esta me cuesta ubicar a mi mami en ese sitio.

Si el de la historia fuera Bruno Alejandro... ¿qué habría hecho yo como madre?  Estoy segura que no hubiera utilizado esa frase, pero desde mi mirada de adulta, hoy, entiendo que mi mamá lo que quería evitar era que yo sufriera por la indiferencia con la que ella decía que R. me trataba, aunque no creo que haya sido la mejor forma.

He revisado mis pensamientos al respecto, y no guardo ningún resentimiento hacia mi madre.  Puedo hoy estar en desacuerdo en las palabras y la forma que usó para hacerme ver "esa realidad" que ella veía, pero no logro conectar con ninguna emoción negativa al respecto.

Es obvio que esas palabras, dichas por mi mami hacia mi, significaban que yo no era digna, y eso me conecta con el pensamiento de que no merecía... amor.

¿En qué me convertiría eso entonces?  Pues que para acceder al amor tengo que rogar, esforzarme más, debo hacer más que el resto, que la vida entonces se torna difícil y que soy yo la que tengo que dar.

¿Por qué esta niña tendría la seguridad de que eso sería cierto? Pues cómo no creerle a la persona que me dio el ser, que me dio a luz, que me está criando... si ella lo dice es porque así debe de ser... 

Logro darme cuenta, que investigar las historias que he investigado hasta ahora, me han permitido resolver ésta de una manera más fácil, he logrado saltarme pasos de mi receta y rápidamente aceptar que la frase que recibí ese día no era otra cosa que lo que yo misma pensaba de mi respecto al amor de mi padre, que no era digna ni merecedora de su amor.

El final feliz que decido de esta historia es aceptar que mis padres no conocían otra forma de manejar este tipo de situaciones, y que el significado que le damos a las palabras, a los pensamientos y a nuestras creencias sí se puede cambiar, porque solo tú decides convertirte en quien quieres ser, todos los días.



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