Esta
es una historia diferente... es una de mis historias, pero en ésta el monstruo
soy yo... me di cuenta que he sido un perpetrador, aunque siempre me vi como
una víctima “inocente”.
Como
les he contado, hace unos años me di cuenta que me había convertido en una
mujer complaciente, es decir yo decía, hacía y hasta pensaba en función de lo
que otro quería de mi o peor aún de lo que yo imaginaba que querían de mi,
¿cómo lo descubrí? Pues me di cuenta que mi padre había sido la figura más
importante para mí. Todo empezó cuando tenía 5 años, escuché que mi
padre llegaba del trabajo, e ideé un plan en el que me le lanzaría para que me
reciba con todo el amor que creía merecer.
El
plan me salió mal porque solo recibí un “¡quítate!” y su brazo golpeando mi
pecho marcó el inicio de una vida de tortura en la que me dediqué a buscar
"el amor de papá" en mis amigos, parejas y jefes, y a los cuales
llegué a complacer de muchas e inimaginables formas.
Con
mucho esfuerzo, al fin pude aceptar que todas a esas personas, que se fueron,
me dejaron, me abandonaron, y que yo identificaba como monstruos porque
"me hacían daño", (por ejemplo, el papá de mi hijo) en realidad eran
maestros que lo que hacían era llevarme a situaciones incómodas para que
despierte y me de cuenta que la única responsable de esas situaciones había
sido yo.
Hace
unos 6 meses conversé con mi padre, él no recordaba nada de ese día, pero mientras me
despedía y abría su puerta, escuché: "mi hijita, no te preocupes,
que yo si te quiero, a ti y a tu hermana", y en ese momento al fin pude
hacer realidad mi sueño de volar por los aires, y caer en sus brazos, pero esta
vez con un final feliz.
Y
ustedes dirán entonces: ¿por qué eres un monstruo?, porque todo ese tiempo
buscando el amor de papá, incluso en otros hombres, había desviado mi atención
de mamá, y con ella a todo mi linaje materno.
Tanto ha sido así, que he tenido que reescribir esto, (ésta es la
versión mejorada) para recortar todo el texto sobre mi padre.
Siempre
reconocí lo buena madre que fue, lo abnegada, pero no me había dado cuenta que
ese exceso de dedicación hacia sus hijas lo que logró en mi fue un desinterés hacia
ella. No es que no la amara, simplemente yo no la determinaba, me atreví
a juzgarla, a compararla y a desear tener otro "tipo" de mamá,
incluso darme cuenta que me hubiera gustado tener esa conexión que tuve con mi
abuela materna… si hubiera seguido con vida, no sería sorpresa que me hubiera
ido a vivir con ella, apenas hubiera podido.
No
sabía que lo que estaba haciendo era desconocer parte de mí, de mi
esencia. De hecho, lo que tanto
critiqué en ella, “su victimización”, era el mismo mecanismo que había venido
utilizando yo, toda mi vida.
Parece
ilógico, pero ¿cuánto conocemos a papá y a mamá? Para mi hoy, son un verdadero
misterio, así como el que nudo de mi linaje materno, que tengo que empezar a
desatar para hacer aquello que no me permito. Reconocer que mi dolor por la pérdida
de mi hijo Bruno, lo comparto con ese linaje que hoy tienen nombre: Beatriz, Mercedes, Filomena, Teresa y Alexandra.
Hoy las tomo con todo lo que hicieron o dejaron de hacer, porque sé que lo hicieron lo mejor que pudieron, con los recursos físicos y emocionales que tenían. Hoy las honro, con todo lo que fueron y lo que no, y sobre todo te amo a ti mamá, porque agradezco que me diste la vida y escogiste a mi papá para hacerlo. Gracias a ti y a todas.
Ser la hija de papá me llevó a conectar con un hijo de mamá, y que, aunque me considero muy afortunada de tenerlo como esposo, compañero y cómplice, tengo que reconocer que transité varios años esperando que me haga feliz, sin entender el para qué de esta pareja porque decidimos no tener hijos, sintiéndome pequeñita frente a él (y no precisamente porque mida 1.82 y yo 1.48), sin saber que podía y debía "vengarme" cuando sentía que no había equilibrio en nuestra relación, esforzándome para complacerlo para que esto "dure toda la vida".
Hace algunos
años le pedí que no muera primero, porque así no tendría que sufrir su
ausencia, lo cual aceptó sin problemas porque me dijo que vivirá hasta los 105
años, y hace pocos meses le dije que sabré que he sanado a mi niña herida
cuando mi deseo de que nuestra relación "dure toda la vida" deje de
tener poder sobre mí.
El 21 de junio cumpliremos 10 años de casados y siento que cuando hice mis votos, los hice desde la niña que necesitaba el amor de papá, así que preparé unos (con la ayuda de Joan Garrido), aunque él me ha dicho que no necesita renovarlos:
Te tomo a ti Roberto, con tu historia, tu pasado, tus orígenes, tus vínculos anteriores, con Pam, Titi y Andy, y con ellas, a quienes ellas eligieron como sus parejas, con Amelia y Luna.
Te tomo con tus valores, temores, con tu particular forma de expresarme amor, emociones, heridas, talentos, y asumo la alegría y también los costes que supone un vínculo profundo en el alma contigo, y te amo así.
No prometo no reaccionar, si un día alguna de aquellas cosas que hoy decido tomar me enojan, me entristecen, me sorprenden, me hieren, y hasta me asquean… pero sí prometo tomar conscientemente mi reacción y revisarla para encontrar qué significado tiene para mi y en qué me convierte. Y eso solo me llevará a seguir agradeciéndote porque se, con certeza, que estás aquí para mostrarme como un espejo, aquello que aún debe sanar mi niña herida (o algún ancestro) y me permita entregarte y devolverte mi mirada de mujer adulta.
Me ofrezco para servirte de espejo, de forma consciente, aunque tal vez, eso te haga reaccionar con enojo, tristeza, sorpresa, asco y hasta te hiera, porque se, con certeza, que con eso te muestro como un espejo, aquello que aún debe sanar tu niño herido (o algún ancestro) y así puedas entregarme y devolverme tu mirada de hombre adulto.
Finalmente prometo que cuando sienta que el objetivo de nuestra relación amorosa llegue a su fin, te lo haré saber para que juntos creemos un nuevo objetivo para continuar juntos o busquemos nuevos caminos, pero de forma separada. Sé, con certeza, que de tu lado tú también harás lo mismo.
Hoy elijo amarte nuevamente, después de 10 años de casados, pero esta vez, a través de la mirada adulta. Sé que sin ti también sería feliz, sé que sin ti también tendría una vida, pero te elijo para vivir porque me encanta que seas tú; y lo hago con el compromiso consciente, de hacer de esta relación, tal cual como ambos la acordemos y decidamos tener.
PD: como en todas mis historias, el monstruo se convierte en maestro. He aquí lo que aprendí, por si lo que quieres tomar:
- Se consciente SIEMPRE.
- No hagas juicios de valor. RECUERDA solo sabes una parte de la historia.
- Ama la realidad. RECUERDA que esto es perfecto, todo es perfecto.
- Agradece todo y a todos. Desde tu EXISTENCIA hasta tus FRACASOS, son oportunidades que te da la vida, para estar consciente SIEMPRE.