jueves, 18 de enero de 2024

Casi me caigo de la silla

Bruno empezó sus clases de natación a los 2 años y algo, amaba la piscina, así que no dudé en aceptar la invitación de Alicia, una amiga, para ir al club en una playa muy cercana a la ciudad.



Apenas llegamos y vio la piscina me pidió entrar, obviamente en la parte bajita porque recién empezaba.  Yo no soy muy amante de estar en la piscina, así que 1 hora después le di la posta a mi hermana menor.  Para ella, era un placer estar con Bruno a la piscina, se amaban!

Todo iba bien, el día era bastante agradable porque aunque no era temporada, no hacía frío y se sentía un ligero sol.  Tomamos una mesa un poco más allá de la mitad de la piscina, estuvimos conversando un montón.

De pronto, mi hermana mayor que estaba mirando hacia la piscina me dijo bastante alterada "No voltees pero aquí está ese hombre! (osea el papá de Bruno Alejandro)"  Hizo un gesto, intentando pararse mientras decía:  "nos vamos!" Yo le respondí que no era necesario.

Lo recuerdo como si fuera ayer, volteé por encima de mi hombro derecho, estaba en una mesa al frente de nosotros.  Nos separaba el ancho de la piscina, era la primera vez que lo veía después de esa conversación en su departamento cuando me enteré del embarazo.  Estaba con su esposa (no se si esto lo conté ya, pero él decidió casarse el mismo mes que Bruno nació).

Mi hermana seguía insistiendo, así que fui firme, yo no me iría, no tenía por qué hacerlo.  Además, qué era lo peor que podría pasar? 😏  

Llegó la hora de la comida, así que saqué a Bruno de la piscina, quien había seguido todo ese tiempo allí.  Eligió sentarse en una perezoza frente a mi, es decir frente a la piscina, estábamos listos para empezar a comer.  

Mi hermana lo tenía de frente, así que era como un pequeño noticiero de sus movimientos... 
"está leyendo el periódico", "se metió a la piscina".  Era como jugar a: "ya viene el lobo, ya viene el lobo".  

Lo reconozco, de cuando en cuando, miraba por encima de mi hombro.  En un momento, vi que su esposa lo acompañaba en la piscina, abrazándolo.  Para mi felicidad, no sentí nada... ni celos, ni angustia, ni tristeza, ni desesperanza, ni dolor.  Me sonreí satisfecha de haber superado un corazón roto, y en ese instante cruzamos miradas. 😮 

Por su mirada me di cuenta que él sabía de nuestra presencia, desde hace mucho tiempo.  En ese instante, él alejó a su esposa de su lado, la esquivó una y otra vez.  Realmente no sabía qué pensar, pero seguía pensando qué es lo peor que puede pasar?.  Pensé que lo mejor era seguir en mi faena.

Bruno aún no comía solo, así que yo le daba de comer.  Sus ojitos no paraban de ver hacia todos lados, hasta que de pronto, fijó su mirada en un punto... se sonrió y dijo "pa pá!".  Yo miré a mi hermana y le pregunté:  "dónde está?", y ella me dijo está en la piscina, justo detrás de ti.  Bruno dijo unas 2 o 3 veces más "pa pá!", con su mirada sonriente, mientras seguía comiendo.

Recordé el sobre con las fotos. Si no has leído ese blog, te recomiendo lo hagas 👉  ¿Quién es? Papá! 
Casi me caigo de la silla, no podía creerlo.  

No me volteé hasta que terminamos de comer.  Así que me pareció buena idea dar una paseo por la playa con Bruno.  En medio camino, me di cuenta que para salir tenía que pasar cerca de su mesa, así que pensé que la barrera de plantas altas que bordeaban el camino "nos protegerían", además que yo no haría contacto visual con... Con lo que no contaba, era que Bruno lo había visto nuevamente, así que volvió a decir "pa pá!", pero esta vez señalándolo.

Tierra trágame!

El paseo en la playa me permitió relajarme.  Cuando volvimos para el postre, y esperábamos pagar la cuenta... volvimos a cruzar miradas, esta vez nos la sostuvimos 1 minuto, finalmente él agachó su cabeza.  

Cuando salíamos en el carro, llamé a mi mamá para avisarle que estábamos por tomar la carretera. Le pedí a Bruno que le contara a quién nos habíamos encontrado, y él lo hizo de forma tan natural, que ese día más tarde, siguiendo el consejo que un día recibí de la psicóloga, la de las fotos (insisto lee el blog 👉  ¿Quién es? Papá!), le pregunté: ¿Quieres conocer a tu papá, al que vimos en la piscina?"  

No puedo negarlo, mi corazón latía muy fuerte esperando su respuesta.  Con una sonrisa en los labios me dio un rotundo "NO", volví a preguntarle... ¿estás seguro, no lo quieres conocer?, y su respuesta siguió siendo la misma. Años después volví a preguntarle, su respuesta jamás cambió.  

Esta historia, la he repasado desde mi nueva mirada de coach, y he logrado observar la tranquilidad con la que Bruno Alejandro, contestó a mis interrogantes.  El lo tenía clarísimo, era yo la que no me estaba ocupando de mis asuntos.  Su relación papá-hijo, no era mi asunto.  

Hoy quiero vivir mi vida con la frescura de Bruno Alejandro, viviendo desde el presente, ocupándome de mis asuntos, y desde allí, eligir ser feliz siempre.

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